«África es el centro del mundo, allí nació la civilización humana, y allí existen millones y millones de niños desnutridos. Enfermedades terribles que están acabando con poblaciones enteras. No tienen agua potable, y una buena parte de sus habitantes sufre de las enfermedades de los pobres como la malaria, tuberculosis y sida, y no hay médicos ni medicinas para los pobres», afirmó ayer el presidente de Venezuela, Hugo Chávez en Moscú, horas antes de su visita a España. Cuando el lector vea estas líneas, Chávez estará seguramente a punto de salir hacia el palacio de la Moncloa para entrevistarse con Zapatero.
Tal vez, Chávez, desde la espectacular y espaciosa suite Royal del hotel Villamagna de Madrid (sobre estas líneas), donde pasó la noche, se asome a la terraza de 140 metros cuadrados para contemplar la ciudad y reflexionar sobre los pobres que mueren de malaria, tuberculosis o sida en África.
Tal vez, Chávez, antes de partir, se tumbe en la cama «king size» de su habitación de 140 metros cuadrados con servicio de mayordomo y, mientras apura el reparador desayuno matinal, maldiga la mala suerte de los pobres del mundo y de los millones de niños desnutridos. Tal vez, Chávez, antes de abandonar su habitación de la novena planta -5.300 euros la noche, iva incluido- exclame ante tanta injusticia «¡No hay derecho!».