El Obispado de Córdoba emitió un comunicado en el que lamenta «el desagradable incidente» ocurrido en el recinto de la mezquita-catedral. El comunicado explica que los protagonistas del altercado fueron advertidos, «como marca el protocolo de visita turística del templo catedralicio, de que no podían celebrar ningún acto de culto musulmán en dicho recinto».
La Diócesis cordobesa manifestó su «gratitud y solidaridad» a los dos guardias de seguridad «que en el impecable cumplimento de su deber profesional han sufrido serias lesiones físicas en sus personas». También expresó su «agradecimiento a los mandos y agentes policiales que actuaron con prontitud y eficacia para evitar consecuencias mayores».
«Deploramos el daño que se puede hacer a la imagen de nuestra ciudad y a la pacífica convivencia de sus ciudadanos y visitantes», señala el comunicado. Por su parte, la Junta Islámica lamentó los hechos y pidió que «tanto los musulmanes como los encargados de la seguridad deberían evitar llegar a este tipo de situaciones y, más aún, en un lugar sagrado» y explicó que «las diferencias en las formas de culto no deberían ser un impedimento para que en un lugar tan singular se practique un culto compartido».