Su finalidad es el fortalecimiento de “sociedades inclusivas”, tolerantes y respetuosas de la diversidad y los derechos humanos. Es decir, desentrañando el eufemismo, sociedades asentadas en el relativismo ético y la idolatría de la ley positiva; comunidades asentadas sobre postulados cambiantes, en las que prima el diálogo y el consenso como valores supremos, y en las que, por tanto, no tienen lugar los principios morales inmutables que son tomados como sinónimo de fundamentalismo. El Club de Madrid tiene un claro perfil masónico.