Los ministros de Exteriores de España y Francia, Miguel Ángel Moratinos y Bernard Kouchner, se vieron obligados ayer a defender el «papel vital» de Europa en Oriente Próximo, después de que el jefe de la diplomacia israelí, Avigdor Lieberman, les pidiera que se dediquen a «resolver los problemas de Europa» en vez de ir a dar «lecciones» en el proceso de paz.
Lieberman, —jefe del ultranacionalista «Yisrael Beitenu» que sostiene a Benjamin Netanyahu en el Gobierno—, trasladó a sus homólogos durante una cena de trabajo su convicción de que la comunidad internacional sólo está intentando «conseguir en un año un acuerdo entre israelíes y palestinos» para maquillar sus fracasos en Afganistán o Sudán y advirtió que Israel «no será la Checoslovaquia de 2010. En 1938 —recordó— Europa complació a Hitler sacrificando a Checoslovaquia en vez de apoyarla, pero nosotros resistiremos por nuestros intereses vitales».