En las últimas horas, el Gobierno norteamericano había advertido mediante una carta al fundador de Wikileaks, Julian Assange, de que la divulgación de estos documentos obtenidos de funcionarios sin autorización oficial puede tener una graves consecuencias.
Una vez conocido el contenido, un portavoz del Departamento de Estado repitió, como ya sucedió con la divulgación de los papeles de Irak y Afganistán, que la filtración pone en peligro incontables vidas, amenaza la lucha contra el terrorismo y afecta a las relaciones de Washington con sus aliados. En una carta dirigida a Assange y a su abogado, difundida la noche del sábado, el asesor jurídico del Departamento de Estado, Harold Koh, subrayó que la difusión de ese material obtenido sin autorización oficial es ilegal. En una videoconferencia ante periodistas en Jordania, Assange destacó que las nuevas revelaciones van más allá de los asuntos internos de EE UU y afectan a «todos los grandes asuntos de cada país».