Esta Declaración refuerza las pretensiones del homosexualismo político para instalar en el lenguaje del sistema internacional de derechos humanos las categorías de “orientación sexual” e “identidad de género”, que no encuentran un reconocimiento o una definición clara y acordada en el derecho internacional. Las pretensiones del lobby gay se vieron fortalecidas por la reinterpretación de la Declaración Universal de Derechos Humanos que hizo el Secretario General de la ONU, Ban Ki-moon, afirmando que la “orientación sexual” y la “identidad de género” están implícitamente contenidas en esa Declaración Universal, (Sesión Especial del Consejo, 25-01-11).
Al mismo tiempo la Declaración, como denunció el representante de la Santa Sede, alienta la persecución hacia quienes no aceptan el estilo de vida homosexual, y abre el camino para aplicarles los procedimientos internacionales que sancionan a quienes violan los derechos humanos. Como hemos ejemplificado en otras oportunidades, enseñar, predicar o trasmitir la doctrina de la Sagrada Escritura o del Catecismo de la Iglesia Católica sobre la homosexualidad, podrá ser considerado un acto de homofobia, punible por las leyes nacionales o internacionales.
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