Chinches, drogas... y sexo en vivo

«El otro día decían por megafonía: “Necesitamos condones, porque en estas concentraciones prolifera el amor”», relata un tendero. Tanto es así, que el mismo se encontró a una pareja copulando a las puertas de su negocio. «Eran las siete de la mañana. No podía abrir porque estaban ellos y como no se enteraban de que yo estaba ahí, le di con el pie en la pierna al chico y les dije que se fueran a otro lado. ¡El tío se levantó y tenía el trasero al aire!», dice con desdén.

A todo esto hay que sumar el consumo de drogas y alcohol bajo las jaimas, algo explícito y visible simplemente con dar un paseo por el lugar. «Si quiero un porro, ya me lo fumo yo. Casi salgo colocado de aquí todos los días», cuenta un trabajador de los quioscos, que al igual que sus compañeros, no pueden más.
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