Dos siglos de ceguera

Todo el mundo reconoce hoy en día, que la naturaleza no es como una esponja que absorbe todos los golpes que se le asestan. Sus dinámicas y equilibrios se alteran con frecuencia, debido a los impactos que generan la mayoría de las actividades humanas. De hecho han pasado más de dos siglos desde la revolución industrial, y se ha superado con creces el límite a partir del cual nuestra civilización juega peligrosamente con fuego. La desertización, la contaminación, la pérdida de biodiversidad o, el de moda hoy en día cambio climático, son algunas de las consecuencias de dos siglos de desenfreno e irresponsabilidad bajo el paradigma del progreso y el desarrollo.

Lo que le damos a la naturaleza, ésta, sin malicia, nos lo acaba devolviendo. Por ejemplo, la tala indiscriminada de árboles, en algunos casos para crear infraestructuras o urbanizaciones, ha matado la fertilidad del suelo que era capaz de absorber el agua de las lluvias, provocando alarmantes inundaciones y deslaves en zonas muy concretas. Mas.....