Por mi condición de Juez Eclesiástico me encuentro cada día con matrimonios en dificultad, y la mayoría generalmente rotos de un modo definitivo. Los problemas son muy variados, pero todos tienen normalmente un denominador común: no enfocaron debidamente la vida matrimonial. No pensaron a lo que se comprometían. No supieron defender su relación de esposos, su hogar, su intimidad, de todos los “virus” que andan sueltos y se cuelan por las rendijas del corazón. Son virus realmente asesinos, porque matan la comunidad de vida y amor, si es que llegó a existir.
El Dr. James C. Dobson enumera doce concretamente, y pienso que anda muy acertado. Mas...