El editor, ni corto ni perezoso, ha prometido actuar como actúa el lobby gay en estos casos: denunciando a Williamson en la Comisión de Igualdad de Irlanda del Norte, y, si procede, llevándole a los tribunales. A su favor, dispone de la ley británica de Igualdad, votada en 201 bajo el Gobierno de Gordon Brown, que prohíbe cualquier forma de “discriminación” basada en la orientación sexual en la industria y en los servicios y que se aplica a rajatabla: el año pasado los dueños de un Bed&Breakfast perdieron en los tribunales contra una pareja de homosexuales a los que negaron una habitación.
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