El 'estigma' de un Nobel que no te deja en paz - RTVE.es

Antes, siete años antes premiaron a Elihu Root, ex secretario de Estado, que diseñó uno de los capítulos más oscuros de la historia del imperialismo americano: la brutal ocupación de Filipinas tras la guerra hispano-americana, en la que pudieron morir hasta 1,5 millones de filipinos.

Ese mismo comité premió en 1945 a Cordell Hull, secretario de Estado de Roosevelt de nuevo por sus esfuerzos por lograr la paz, aunque seis años antes vetó la entrada de un barco con 950 judíos que pedían asilo por la persecución nazi y que tuvieron que volver a Europa, donde buena parte de ellos murieron por el Holocausto.

Más aún, 28 años después volvieron a premiar a otro 'pacificador', Henry Kissinger, secretario de Estado con Nixon, artífice de la paz en Vietnam, que durante esa década impulsó la Operación Cóndor, por la que los servicios secretos patrocinaron el secuestro y asesinato de peligrosos opositores políticos en Latinoamérica y se apoyaron los golpes militares en Chile y Argentina.

A buen seguro estos ejemplos pasaron por la cabeza de Barack Obama cuando al despertarse se encontró con que era el nuevo premio Nobel de la Paz más por lo que puede hacer por el mundo que por lo poco que ha hecho en diez meses de mandato en la Casa Blanca.

Eso sí, personalidades como el Dalai Lama, Martin Luther King y Teresa de Calcuta sí lograron el premio. Otros, como Gandhi, nunca llegaron a recibirlo.