Tras una década en la que parecía que nuestra población podría recuperarse (el punto álgido se produjo en 2008 con una tasa de natalidad de 11,3 y 518.503 nacimientos), gracias a los nacimientos de madres extranjeras, España vuelve a verse condenada a un proceso de envejecimiento acelerado. Y es que las madres inmigrantes también se han visto arrastradas por esa tendencia de no tener hijos. Incluso en su caso, ha sido más acusado el descenso de la tasa de fecundidad pues de 1,81 hijos por mujer ha pasado a 1,69. Este indicador también ha caído entre las españolas de 1,38 a 1,33.