Los expertos advierten de que aunque los adolescentes sean demasiado jóvenes para pensarlo, las fotos se extienden como la pólvora y "podrían volvérseles en contra cuando pidan plaza en la Universidad o se presenten para su primer trabajo". Algunos lo hacen por diversión, por provocación y por imitar a sus amigos, pero la experta advierte de que los jóvenes "pueden llegar a ser realmente humillados y darse cuenta de que lo que pensaban que era divertido se convierte en algo que los persigue durante años".