Durante su fuga, sus familiares pudieron contactar con ellos y les prometieron que, si regresaban, les perdonarían y les permitirían casarse sin problemas. Lo hicieron. Cuando regresaron a Afganistán, donde se alojaron en casa de unos amigos, fueron entregados a los talibanes. Según el jefe de policía de Kunduz, Abdul Raza Yaqoubi, fueron sometidos a un juicio sumario y lapidados inmediatamente, por separado, ante unas 150 personas.
Hace un año fueron fusilados Abdul Aziz, de 21 años, y su novia, Gul Pecha, de 19, en la provincia de Nimroz. Ambos querían casarse, pero sus respectivas familias no lo permitían. Se fugaron con la intención de vivir anónimamente en Irán, aunque sus familiares les delataron, los buscaron y los entregaron a los talibanes, que los mantuvieron encerrados en una mezquita durante cuatro días mientras deliberaban sobre su futuro. Finalmente, se les envió al paredón en aquel mismo templo.