Crónica de un ardid - Internacional - El Periódico

En un comunicado hecho público ayer, el comité asegura que en el programa pudo verse a Sakineh confesando, de manera «forzosa y después de haber sufrido torturas», de los crímenes de los que se le acusa. «Después de torturar a los cautivos y de mandar un mensaje televisado, -añade el comunicado- el régimen iraní espera que se reduzca la presión de la comunidad internacional». «Sin embargo, con este tipo de acciones, el régimen deja entrever su carácter criminal y cómo es su sistema judicial».

«Si las autoridades pretenden utilizar esta confesión para intentar construir un nuevo caso en su contra, por un delito por el que ya ha sido juzgada y sentenciada, lo condenaremos con la mayor firmeza», declaró el director adjunto de Amnistía Internacional para Oriente Medio y el Norte de África, Philip Luther. El director de Amnistía Internacional España, Esteban Beltrán, abundaba en la denuncia: «La única realidad es que Sakineh corre todavía riesgo de ser lapid
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ada o ahorcada. Su vida sigue pendiendo de un hilo y está en manos de las autoridades iranís, que han ido paulatinamente cercando su vida».

Los mismos Gobiernos que el jueves se congratularon de la noticia, como Italia y Canadá, lamentaron ayer el desenlace.

Ocurría ayer. Día de los Derechos Humanos.