El Vaticano está furioso y afirmó en su declaración de ayer que los documentos “reflejan la opinión de aquellos que los han redactado” y para nada de la Santa Sede.
Un tema clave es Irlanda y la pedofilia. La Santa Sede reaccionó ofendida cuando el gobierno pidió a altos prelados que respondieran a las preguntas quemantes de la comisión gubernamental que elaboró el Informe Murphy. Allí se daban minuciosos datos sobre 400 menores violados durante años por un centenar de curas pedófilos, siempre protegidos por las autoridades eclesiásticas para defender la imagen de la Iglesia tapando los escándalos. El conflicto entre Dublin y Roma en uno de los peores escándalos que ha vivido el catolicismo por los casos de abusos sexuales en un lapso tan prolongado, había sido hecho público, pero en los cables diplomáticos se informa también que el gobierno irlandés cedió a las presiones de la Santa Sede que defendía su soberanía como Estado y reclamaba que se usaran las vías diplomáticas.
De hecho, los despachos de los diplomáticos norteamericanos señalan que la Santa Sede usó su inmunidad diplomática para tratar de frustrar la investigación . “Este es un asunto dificil de manejar”, le dijo el embajador irlandés a la número dos de la embajada de Washington, Julieta Valls Noyes, refiriéndose a la falta de colaboración del Vaticano.