Lo siguieron grandes multitudes, y los sanó allí.
Entonces se le acercaron los fariseos, tentándolo y diciéndole:
¿Está permitido al hombre repudiar a su mujer por cualquier causa?
Él, respondiendo, les dijo:
¿No habéis leído que el que los hizo al principio, "hombre y mujer los hizo", y dijo: "Por esto el hombre dejará padre y madre, y se unirá a su mujer, y los dos serán una sola carne"?
Así que no son ya más dos, sino una sola carne; por tanto, lo que Dios juntó no lo separe el hombre.
Le dijeron:
¿Por qué, pues, mandó Moisés darle carta de divorcio y repudiarla?
Él les dijo:
Por la dureza de vuestro corazón, Moisés os permitió repudiar a vuestras mujeres; pero al principio no fue así. yo os digo que cualquiera que repudia a su mujer, salvo por causa de fornicación, y se casa con otra, adultera; y el que se casa con la repudiada, adultera.
Le dijeron sus discípulos:
Si así es la condición del hombre con su mujer, no conviene casarse.
Entonces él les dijo:
No todos son capaces de recibir esto, sino aquellos a quienes es dado.
Hay eunucos que nacieron así del vientre de su madre, y hay eunucos que son hechos eunucos por los hombres, y hay eunucos que a sí mismos se hicieron eunucos por causa del reino de los cielos. El que sea capaz de recibir esto, que lo reciba.
Hay eunucos que nacieron así del vientre de su madre, y hay eunucos que son hechos eunucos por los hombres, y hay eunucos que a sí mismos se hicieron eunucos por causa del reino de los cielos. El que sea capaz de recibir esto, que lo reciba.
Mateo 19:1,12 (Mc 10.1-12; Lc 16.18)